La mujer es un ser maravilloso, en general simboliza el equilibrio tanto en su mundo interior cuerpo mente y alma; como en su mundo exterior. Al igual que los hombres dirige su propia vida, pero lo hace con una gran dosis de ternura, con pasos firmes aún así no este segura; demuestra valentía decorosa y en su momento tambien coraje, porque trata de defender todo aquello en lo que cree, ya sea sus ideas profesionales, emocionales y hasta económicas.
Es débil ante los ojos de los demás; y es que comparándonos con los hombres, nuestra fisionomía habla por si sola pero más allá de ese común estereotipo, somos un paradigma de amor, de entrega y de solidaridad.
Amor; un amor incondicional, libre y hasta cierto punto soñador, un amor que invierte tiempo en los demás, que invierte de su felicidad para hacer más felices a otros, que no contempla los sacrificios como un castigo sino que los acoge con abnegación y comprensión. Entrega; una vida sin reservas, que oferta siempre sonrisas, a veces llanto, y una amalgama de emociones y sentimientos muy variados, a decir verdad algunos incomprensibles pero parte de nuestra naturaleza. Solidaridad; en sus ojos encontramos el refugio necesario en momentos tales como cuando creemos que nuestro mundo se nos vino abajo. Nos proporciona paz, su silencio se hace elocuente y las palabras innecesarias.
Su estilo de liderar se caracteriza por una gran capacidad de negociar; y no me refiero exclusivamente al ámbito laboral: las mujeres negocian con sus hijos, con sus maridos, con su novio, con sus hermanos, con sus padres, resuelven conflictos entre sus amigos, es decir, negocian en todas las actividades de sus vidas. Utilizan al negociar la comunicación como herramienta principal y tratan de integrar todos aquellas factores situacionales necesarios al analizar un hecho.
Hay grandes estrategas, que bosquejan en su mente el diseño de su vida y trabajan para eso, no les importa renunciar al status, a su vida actual en orden a seguir sus instintos y sus corazonadas. Otras son mas situacionales, se adaptan a lo que va aconteciendo, y tratan de redirigir su vida aprovechando las oportunidades y dejando a un lado las tradiciones y costumbres de la sociedad que las vio crecer, se convierten entonces en agentes de cambio.
En ocasiones, indirectamente son líderes porque su finalidad es distante de ésta, pero con sus acciones se convierten en el ejemplo más próximo y real de lealtad, energía, carisma y honestidad.
Las mujeres son simplemente maestras, seres espirituales con experiencias humanas, que con su escala de valores encauzan nuestro norte hacia la concepción de la integridad.
Es débil ante los ojos de los demás; y es que comparándonos con los hombres, nuestra fisionomía habla por si sola pero más allá de ese común estereotipo, somos un paradigma de amor, de entrega y de solidaridad.
Amor; un amor incondicional, libre y hasta cierto punto soñador, un amor que invierte tiempo en los demás, que invierte de su felicidad para hacer más felices a otros, que no contempla los sacrificios como un castigo sino que los acoge con abnegación y comprensión. Entrega; una vida sin reservas, que oferta siempre sonrisas, a veces llanto, y una amalgama de emociones y sentimientos muy variados, a decir verdad algunos incomprensibles pero parte de nuestra naturaleza. Solidaridad; en sus ojos encontramos el refugio necesario en momentos tales como cuando creemos que nuestro mundo se nos vino abajo. Nos proporciona paz, su silencio se hace elocuente y las palabras innecesarias.
Su estilo de liderar se caracteriza por una gran capacidad de negociar; y no me refiero exclusivamente al ámbito laboral: las mujeres negocian con sus hijos, con sus maridos, con su novio, con sus hermanos, con sus padres, resuelven conflictos entre sus amigos, es decir, negocian en todas las actividades de sus vidas. Utilizan al negociar la comunicación como herramienta principal y tratan de integrar todos aquellas factores situacionales necesarios al analizar un hecho.
Hay grandes estrategas, que bosquejan en su mente el diseño de su vida y trabajan para eso, no les importa renunciar al status, a su vida actual en orden a seguir sus instintos y sus corazonadas. Otras son mas situacionales, se adaptan a lo que va aconteciendo, y tratan de redirigir su vida aprovechando las oportunidades y dejando a un lado las tradiciones y costumbres de la sociedad que las vio crecer, se convierten entonces en agentes de cambio.
En ocasiones, indirectamente son líderes porque su finalidad es distante de ésta, pero con sus acciones se convierten en el ejemplo más próximo y real de lealtad, energía, carisma y honestidad.
Las mujeres son simplemente maestras, seres espirituales con experiencias humanas, que con su escala de valores encauzan nuestro norte hacia la concepción de la integridad.